Abordar el suicidio desde la perspectiva de la prevención de riesgos laborales permite no solo proteger la salud, sino también contribuir al éxito sostenible de las organizaciones, al garantizar un ambiente laboral seguro y saludable, que reconoce que el bienestar psicológico de los trabajadores es una dimensión esencial de la seguridad y la salud ocupacional.
La intersección entre salud mental y trabajo se convierte así en un campo de estudio y de acción que requiere un enfoque multidisciplinario y colaborativo, en aras no solo de prevenir tragedias individuales, sino también de promover una cultura laboral que valore y preserve la vida y el bienestar de todos los empleados.
El suicidio puede ser la consecuencia más trágica de la exposición de los trabajadores a factores psicosociales de riesgo. En la actualidad no se conoce el número de muertes por suicidio relacionadas con el trabajo: no existen estadísticas al respecto. El mutismo, en este sentido, hoy por hoy, es absoluto.