Investigadores de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) han observado que las mujeres no son las únicas que pueden sentirse deprimidas cuando se quedan embarazadas o después de tener a su bebé, lo que se conoce como depresión posparto, tras observar que hay padres que también experimentan problemas similares.
En un estudio con casi 4.000 hombres cuyos resultados publica la revista ‘JAMA Psychiatry’ muestra que cerca del 6 por ciento tenían síntomas elevados de depresión en algún momento del embarazo de su pareja o durante los nueve meses posteriores al parto.
“Creo que es importante que las parejas sean conscientes de que cualquiera de ellos puede estar deprimido y deben buscar ayuda”, ha reconocido Lisa Underwood, principal aurtora del estudio.
Diferentes estudios apuntan a que hasta un 9 por ciento de los hombres sufren una depresión en algún momento de sus vida, y por ello Underwood y su equipo creen que un embarazo o tener un hijo puede aumentar el riesgo de padecerlas, a pesar de que siempre se ha puesto el foco en las mujeres.
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En el estudio analizaron la salud mental de las parejas de las mujeres que participaron en el estudio ‘Growing Up in New Zealand’, realizado entre abril de 2009 y marzo de 2010. En total, entrevistaron a 3.826 padres mientras sus parejas embarazadas, y luego hubo una segunda ronda de entrevistas a 3.549 participantes nueve meses después de que nacieran sus hijos.
Así, vieron que el 2,3 por ciento de los padres tenían síntomas elevados de depresión mientras que sus parejas estaban embarazadas. Y tras nacer su hijo, el porcentaje se elevó hasta un 4,3 por ciento.
Los síntomas observados durante el embarazo estaban relacionados con su nivel de estrés o una mala salud. Y tras nacer, la depresión era más frecuente en aquellos hombres que habían sufrido estrés durante el embarazo, que no llevaban mucho con su pareja, los que tenían una peor salud, se encontraban sin trabajo o ya habían sufrido otro episodio de depresión con anterioridad.
No obstante, los autores admiten que tras los resultados no pueden determinar si la depresión es la causante de la mala salud que manifiestan los afectados o, en cambio, es consecuencia de la misma, ha admitido Underwood, que en cualquier caso aboga por “dar más apoyo a las parejas en esta etapa”.
“Sabemos que el bienestar mental de cualquiera de los padres repercute en el otro, en su relación y en su familia”, ha añadido esta experta.